Reflexión por parte de la periodista Olga R. San Martin sobre los problemas del profesorado español, haciendo hincapié en la selección de los docentes, la formación, los incentivos, el aislamiento y el liderazgo de los directivos en la educación.
Para mí, como maestra que ama su profesión, este artículo me produce pena, no porque la gente piense así, sino porque es verdad.
La selección pública de los profesores es un examen, una prueba, en la que deberían superarla los mejores, pero no los mejores estudiantes, sino los mejores docentes, que no siempre son los mejores estudiantes. No dudo, para nada, que en la escuela pública haya buenos profesores, mi padre fue durante años uno de ellos; pero sí que creo que el acceso a ser profesor de la escuela pública no es la acertada, no mide lo necesario para ser un buen maestro, sino mide lo necesario para ser un buen estudiante.
La formación de los profesores, bajo mi punto de vista, es muy escasa, en la universidad no te enseñan a ser un maestro, sino la teoría para serlo. En los últimos años en las universidades públicas han implementado las prácticas de la carrera de magisterio repartidas a lo largo de los estudios, cosa que me parece muy acertado, ya que no todo el mundo puede ser maestro, y haciendo prácticas en el primer año puedes ver si realmente es lo tuyo.
Sobre los incentivos, creo que antiguamente los maestros y profesores tenían mucha más autoridad sobre los alumnos, cosa que se ha ido perdiendo, igual que los valores familiares. Pero, también creo que nuestro mayor incentivo es el cariño de nuestros alumnos y debemos estar orgullosos de ello, ya que hay muchas profesiones que nunca reciben lo que nosotros recibimos a diario.
El aislamiento en la profesión es real y es algo que yo nunca he entendido, si tú haces algo que te sirve dentro de tu aula, ¿por qué no le va servir a tu compañero? Está claro que cada maestro tiene sus trucos y su personalidad, pero “compartir es vivir” y ayudarnos los unos a los otros es necesidad dentro de un centro educativo.
Y vosotros, ¿qué pensáis?
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