Vocación docente, ese término tan bonito y tan necesario para ser un gran maestro. Si preguntáramos a todos los maestros y profesores que conocemos: “¿qué querías ser cuando eras pequeño?”, muchos de ellos nos dirían que maestros o profesores, pero la pregunta es ¿cuántos maestros no querían ser maestros?
Desgraciadamente en España, ser maestro no está todo lo bien visto que sería necesario, y esto se demuestra cuando te preguntas a que te dedicas y dices orgulloso “SOY MAESTRO”, y te dicen “ah, entonces ganas dinero y no haces nada”. Un maestros es mucho más que alguien que entra en una clase e imparte un contenido, somos padres, psicólogos, enfermeros y encima tenemos que saber sobre muchas cosas, ya que nuestros alumnos tienen mil preguntas en sus cabecitas y allí estamos nosotros como un gran libro de sabiduría para explicarles todo.
Ser maestro es algo muy especial. Tenemos a nuestro cargo pequeñas vidas que nos hacen felices cada día y a las que hacemos nosotros felices cada día.
Bajo mi punto de vista, la vocación es algo necesario en cualquier profesión, pero en la nuestra es algo imprescindible para ser un buen maestros, de esos que marcan a los alumnos y dejan huella, no solo porque han aprendido mucho, sino porque se han sentido queridos y han podido ser ellos mismos, sin ningún tipo de etiqueta.
Espero que os guste
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